Vitamina K

Descubre las funciones de la vitamina K

La vitamina K quizás sea una de las más desconocidas entre las vitaminas. Así, muchos podemos conocer las funciones de la vitamina C, la D e incluso la E, pero en cuanto preguntamos por las propiedades de la K, a muchos se les dibuja un gran interrogante en la cara. Te vamos a sacar de dudas y dignificamos –de paso– esta vitamina que desempeña un papel crucial.

¿Qué es la vitamina K?

Esta vitamina liposoluble resulta fundamental para evitar hemorragias, ya que colabora en los procesos de coagulación de la sangre. Los estudios también demuestran que nos ayuda a mantener fuertes los huesos. De hecho, su carencia puede deteriorar nuestra fuerza ósea e incluso incrementar nuestras posibilidades de padecer osteoporosis. Esta última se debe a una pérdida de la densidad de los huesos que favorece su rotura.

Otra de las funciones de la vitamina K es que previene las enfermedades cardiovasculares, y reduce el riesgo de sufrir dolencias como la hipertensión y la arteriosclerosis.

En definitiva, parece claro que desempeña un papel muy relevante en nuestro organismo y debemos tenerla muy presente en nuestra dieta.

¿Qué debes comer para que no te falte esta vitamina?

Si te encantan las lechugas, estás de enhorabuena puesto que las verduras de hoja verde se encuentran entre los principales alimentos con vitamina K. De modo que saborea la col, la espinaca, la acelga, el perejil, la lechuga romana, así como el calabacín, el brócoli, la coliflor y el repollo.

También frutas como el kiwi, el arándano azul, el higo o las uvas te ayudarán a conseguir una óptima ración de vitamina K.

Otra estupenda fuente la hallamos en la mantequilla, la leche, el yogur y el queso. Y también en los aceites vegetales, los huevos y la carne. Por lo tanto, no hay excusas para que te falte este nutriente, que suele estar en buenos niveles cuando llevamos una dieta equilibrada.

Los recién nacidos y la vitamina K

Sin embargo, es cierto que en ciertos periodos de la vida esta vitamina no es especialmente abundante. En concreto, hablamos de los recién nacidos pues este nutriente presenta ciertas dificultades para atravesar la barrera placentaria durante la gestación y tampoco los neonatos son capaces de producirla por carecer de las bacterias necesarias para ello en su intestino. A esto se añade que ni la leche materna -ni la artificial– ofrece unos adecuados niveles de vitamina K. Por este motivo, se suele administrar vitamina K por inyección intramuscular inmediatamente después del nacimiento de los bebés, con el fin de evitar los problemas de coagulación mencionados.

La vitamina K también beneficia a la piel

Sí, ¿lo sabías? Se puede emplear para revitalizarla y otorgarle más luminosidad. También funciona muy bien para prevenir las bolsas de los ojos y las pequeñas venitas, porque mejora la circulación sanguínea y evita los hematomas. Gracias a este efecto, además mejora la firmeza de la piel, e incluso la aparición de celulitis, ya que reduce la inflamación de los tejidos.

En definitiva, procura que tu dieta te aporte toda la vitamina K necesaria y no olvides cuidar tu rostro con una crema como las que encontrarás en el surtido de NIVEA para aportar los nutrientes necesarios como las vitaminas y los antioxidantes, tan necesarios para nuestra salud y la de nuestra piel.