¿Qué es la piel atópica?

¿Qué es la piel atópica?

La dermatitis atópica comúnmente conocida como piel atópica es un problema crónico de la piel que cursa en brotes coincidiendo con los cambios de estación, con el clima poco húmedo, con el estrés. En la mayoría de casos, tiene un origen genético, siendo frecuente encontrar varios miembros de la familia afectados de dermatitis en la piel o incluso de asma o distintos tipos de rinitis alérgicas, conjunto de síntomas que se conocen como “estado atópico”.

Este problema cutáneo puede verse agravado por circunstancias diversas como la contaminación de las ciudades, el frío, el clima seco, una higiene excesiva, el cloro del agua o una falta de hidratación de la piel, entre otros factores ambientales.

Pero afortunadamente la piel atópica, que cursa las típicas placas de dermatitis de piel roja y descamativa que pican y escuecen, puede controlarse con los debidos cuidados. ¿Cuáles son estos? Te lo contamos a continuación, aunque primero vamos a hablar un poquito más acerca de la piel o dermatitis atópica.


Síntomas y causas de la piel atópica

No se sabe muy bien cuáles son las causas de la piel atópica. La teoría más consolidada es que la dermatitis atópica es un problema genético. La piel del paciente nace con ciertas mutaciones en su composición y alteraciones en su inmunidad y mecanismos de defensa, que hace que sea muy susceptible a los hábitos y cambios ambientales.

Dicho todo esto, vamos a analizar qué síntomas tiene la piel atópica:

  • La piel se muestra seca.
  • Prurito o picor que puede ser especialmente molesta durante las horas nocturnas. Por este motivo, es deseable que las uñas siempre se mantengan cortas para evitar que los más pequeños se hieran al rascarse.
  • Lesiones en forma de lacas de piel roja sobre todo en el cuello y los pliegues corporales.
  • En casos más graves aparecen “granitos” como si fuesen picaduras o incluso vesículas o ampollas (más frecuentemente entre los dedos).
  • En ocasiones va asociada a determinados problemas respiratorios como el asma o la rinitis alérgica.

La dermatitis atópica se suele presentar por primera vez en niños de muy corta edad y va remitiendo conforme pasan los años. Así, en la edad adulta este problema prácticamente ha desaparecido. Pero es cierto que siempre hay casos de personas en los que la dermatitis atópica persiste.


Cómo tratarla y cuidarla

Cada vez sabemos más acerca de las pieles atópicas y hemos aprendido a manejarlas para aliviar sus molestias. Así, debes tener en cuenta estas pautas ya que son las que mejor sientan a este tipo de pieles:

  • Baños cortos, preferentemente duchas y sin usar jabones, con agua templada para humectar la piel o duchas cortas usando limpiadores sobregrasos y en poca cantidad. En su caso, podemos optar por emplear uno concebido específicamente para piel atópicas. No se recomienda el uso de esponjas o cepillos. En definitiva, podrás valerte de las simples manos.
  • A la hora de secar, la mejor elección son las toallas o albornoces de algodón o lino.
  • Puedes secar al niño con suaves toques y evitar frotar ya que con este gesto puedes irritarla aún más.
  • Hidratar la piel a diario con cremas y lociones es un ritual básico para mejorar su estado. ¡Recuerda aplicarlas tras el baño pues la piel muy seca empeora la dermatitis atópica! Un truco para aumentar su eficacia es aplicarlas con la piel mojada para que la crema o el aceite retengan la máxima humedad posible.
  • La ropa del niño, así como los textiles de la cama, han de ser de algodón. Por lo tanto, prescinde de las fibras sintéticas. Además, recuerda lavar la ropa con un jabón lo más neutro posible, acalarala bien y olvídate del suavizante.
  • Airea bien su cama para que no se concentren en su interior ácaros que empeoren aún más la dermatitis.
  • ¿Un baño con lejía? Puede parecerte un auténtico despropósito para la piel, pero así lo recomienda la Academia Americana de Dermatología. Este consejo se basa en que la lejía (siempre oportunamente diluida en agua) reduce la presencia de bacterias y las posibles infecciones que se pueden desarrollar tras el rascado.
  • En invierno no te excedas con la temperatura de la calefacción. Lo más adecuado es mantenerla en unos 20 o 22º. Asimismo, puedes incrementar la humedad ambiental con un humidificador y evitar cambios bruscos de temperatura con el ejercicio intenso y la sudoración.
  • Con ocasión del verano, tenemos que ser especialmente cuidadosos con los baños en la piscina ya que el cloro puede empeorar los brotes de dermatitis atópica. En cualquier caso, procura que no sea excesivamente largo. Luego será preciso que se duche y se aplique una crema hidratante dos o más veces al día según la sequedad de la piel. Por ejemplo, en invierno habrá que aumentar la frecuencia.
  • Los baños en el mar parecen llevarse mejor con la piel atópica dado el carácter salino del agua que, además, contiene minerales, oligoelementos, aminoácidos e incluso vitaminas que suelen sentar de maravilla a la piel atópica.

Consejos para prevenir la atopía

Sin duda, todos estos consejos te resultarán de gran ayuda para controlar este problema, sobre todo en invierno que es cuando la dermatitis se agrava.

En casos más extremos –y siempre bajo prescripción médica– será preciso intervenir con la administración de ciertos medicamentos con corticoides o inmunomoduladores tópicos que servirán para atajar el problema. También es posible que receten al pequeño antihistamínicos si el picor resulta bastante molesto.

En definitiva, la piel atópica exige que estemos bien atentos a la piel de nuestros hijos. No obstante, las recomendaciones expuestas te ayudarán en gran medida a sortear los característicos brotes de estas delicadas pieles.

 

Fuentes consultadas:


dermatóloga

Contenido validado por

Dra. María Agustina Segurado

Especialista en Dermatología

NIVEA