La alimentación también influye en el aspecto de nuestra piel. Así, por ejemplo, a la piel seca no le gustan nada las especias. De hecho, no es raro que la superficie de la piel se enrojezca, tense o caliente como reacción a la ingesta de pimienta, guindillas o jengibre. También en el caso de la sal menos es más, pues esta suele restarle hidratación a la piel. Está muy de moda condimentar los alimentos con hierbas frescas, y son una excelente fuente de vitaminas y minerales. El azafrán, la salvia y el comino negro son algunos de los condimentos que le sientan estupendamente a la piel, ya que estimulan el sistema inmunitario y contienen sustancias antiinflamatorias que alivian la piel.
El romero desintoxica el organismo, mejora la circulación y tiene un efecto tensor. El perifollo no es solo uno de los condimentos más típicos de la cocina francesa, también es una hierba rica en sustancias que ayudan a la piel a mantener un aspecto joven. Pero el secreto mejor guardado del mundo de las hierbas es el diente de león. Con su alta proporción de vitaminas A, B y C y oligoelementos de cobre y zinc, es todo menos una mala hierba. Sus sustancias amargas ayudan a desintoxicar el hígado, lo que también contribuye a que la piel luzca un aspecto fresco. ¡Que aproveche!