Los niños son muy vulnerables al sol. No podemos pasar por alto que la recomendación de los dermatólogos respecto a los más pequeños de la casa de que permanezcan siempre bien protegidos hasta que, al menos, hayan cumplido los dos e incluso los tres años. La explicación la encontramos en el insuficiente desarrollo de su sistema de defensa cutáneo que todavía no ha madurado. Además, el 80% de los problemas de la piel inducidos por el la radiación solar de un adulto se han generado durante la infancia.
Por suerte, contamos con abundantes y eficaces formas de protegerlos más allá de los productos de protección solar como las camisetas con protección UV y las gorras o viseras. Además, debemos procurar que permanezcan en mayor tiempo posible en la sombra y no al sol directo mucho tiempo. Por otro lado, es destacable que los productos solares para niños tienen el doble de resistencia al agua que lo de los adultos. Por ello, hay que buscar siempre protectores que indiquen "Extra resistente" porque estarán el doble de protegidos cuando chapotean y se bañan.
En cuanto sea posible, y su edad lo permita, aprovecha para educarlos e instruirlos acerca de los peligros del sol y la importancia de una protección solar adecuada.
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