El tiempo durante el que tu protector solar te protege varía según tu tipo piel y el FPS, es decir el factor de protección solar (el número que aparece en el envase). Entender la diferencia entre los distintos niveles de FPS es crucial para proteger correctamente tu piel.
Las pieles se pueden subclasificar en distintos fototipos definidos en base al color de la piel y su tiempo de exposición natural al sol sin quemarse. El FPS es un factor de multiplicación que incrementa la cantidad de tiempo que puedes estar al sol protegido/a. Por ejemplo, una protección solar con FPS 50 como NIVEA Sun Protege & Hidrata significa que si en base a tu fototipo podrías estar 10 minutos sin quemarte bajo el sol, con su efecto multiplicador: 50x10 = 500 minutos que puedes permanecer al sol antes de sufrir quemadura solar.
Dicho esto, con independencia del FPS que elijas, es vital volver a aplicarte protector solar repetidamente cada 2 horas, después de cada baño o si sudas mucho. Y por más que reapliques protección solar el tiempo máximo de exposición diario (500 minutos en el ejemplo anterior) no se verá incrementado, sólo estarás garantizando su eficacia.
