¿Cómo afecta a la piel el uso de las mascarillas?

¿Cómo afecta a la piel el uso de las mascarillas?

Mascarillas también en verano: qué hacer para cuidar la piel

De la mano de NIVEA, repasamos con la dermatóloga María Segurado las claves para mantener una piel sana y paliar los efectos del uso de mascarillas, especialmente en esta época.

Parece que las mascarillas han llegado para quedarse. Y ahora, con la llegada del calor, su uso puede llegar a pasar factura si no tomamos las precauciones necesarias para minimizar su impacto en nuestra piel, que también se ha visto perjudicada por las condiciones debidas al confinamiento.

Y es que la sensación de inseguridad e incertidumbre que nos ha traído esta situación puede llegar a afectar a nuestra piel, del mismo modo que puede afectar a nuestro ánimo, a nuestro sueño y a los niveles de ansiedad cuando ocurre de manera prolongada. Según explica la doctora María Segurado, dermatóloga asesora en cuidado de la piel de NIVEA, “con el encierro bajan los niveles de endorfinas, dopamina, adrenalina y serotonina, lo que influye en el estado de ánimo y favorece el insomnio. La piel también percibe este estado anímico y físico y se muestra más apagada, deshidratada, pudiéndose incluso agravar patologías previas como la psoriasis o la dermatitis”.

Un marco al que ahora debemos sumar el uso obligatorio de la mascarilla. No todas las mascarillas afectan por igual. Por eso se hace interesante conocer qué tipos de mascarillas tenemos a nuestra disposición, en qué se diferencian, así como los problemas o inconvenientes que pueden producir. “Las mascarillas, para que cumplan su función, necesitan tener un tejido que no deje pasar las micropartículas en las que el virus se propaga. Esta característica les da un grado de oclusión que, a lo largo de las horas de uso en el trabajo, en la compra, haciendo deporte… puede traducirse en diferentes alteraciones de la piel. Por eso debemos intensificar su cuidado y prevenir la aparición de problemas relacionados”.

¿QUÉ PROBLEMAS CAUSAN LAS MASCARILLAS EN LA PIEL?

Existen tres tipos de mascarillas en función del grado de protección que ofrecen: higiénicas, quirúrgicas y filtrantes. Las higiénicas son las de menor protección, ya sean de un solo uso o reutilizables, como las mascarillas caseras. Las quirúrgicas ofrecen un nivel de protección algo mayor. Ambos tipos son mascarillas para proteger a los demás impidiendo la salida de las gotículas respiratorias. Las mascarillas autofiltrantes (más conocidas con las FFP2) son las que proporcionan mayor nivel de protección tanto hacia los demás como hacia uno mismo. “Son a la vez las más complicadas de tolerar por el efecto tan cerrado y oclusivo de sus materiales. De hecho, muchos pacientes refieren sensación de falta de aire y dificultad para respirar con sintomatología de ansiedad. Tenemos que ir adaptándonos a esta situación con paciencia, usando las mascarillas que mejor se adapten a nosotros, a nuestra actividad, y por supuesto, utilizar otras medidas de protección como la distancia interpersonal de dos metros.”

Según la doctora Segurado, cada vez son más las consultas sobre problemas en todo tipo de piel relacionadas con el uso de este nuevo elemento de obligado cumplimiento. “Cualquier tipo de piel puede sufrir alteraciones debidas al uso de mascarillas, aunque como es habitual, serán la piel sensible y la piel mixta con tendencia acnéica las que puedan verse alteradas con mayor frecuencia. Así, los casos de dermatitis, psoriasis agravadas, acné, rosácea, dermatitis perioral, rágades (boqueras), sequedad labial, incluso herpes, son algunas de las patologías que se están registrando en las consultas de los profesionales, siendo en esos casos necesario recurrir a cuidados específicos o incluso a una cita con el especialista en dermatología.” 

Pero ¿por qué surgen estos problemas a pesar de mantener una rutina de cuidado de la piel? “El uso de las mascarillas sobre el rostro por un periodo de más de 3-4 horas puede provocar desde irritación por el roce de los tejidos o de las gomas, hasta problemas relacionados con la oclusión que producen los materiales del filtro, ya que estos obstruyen los poros y provocan la aparición de brotes de “granitos”.

Además, utilizar mascarillas favorece el sudor, que unido a la humedad que genera el vaho de nuestra respiración facilita la maceración de la piel cubierta por la mascarilla, y, por ende, altera su estructura y resistencia, haciéndola más sensible y reactiva.”

UNA NUEVA NORMALIDAD TAMBIÉN PARA LA PIEL

Cómo reducir los efectos de la mascarilla en la piel

También nuestra piel necesita que adaptemos sus cuidados a una nueva normalidad. “Debemos adoptar más que nunca una rutina de limpieza, hidratación y protección especial para que la piel no se altere por el uso de la mascarilla. Los tejidos de los que están hechas, que son en cierta manera ‘impermeables’, hacen que nuestra piel sufra y lo único que podemos hacer es cuidarla adecuadamente y con regularidad para que ella misma se vaya acostumbrando a esta situación”.

No se trata de aplicar más productos o utilizarlos en mayor cantidad, sino de mantener una rutina de cuidado, con los productos adecuados a las características o condiciones de cada piel, teniendo en cuenta las nuevas circunstancias a las que se ve sometida. Para ello, NIVEA recomienda seguir una rutina diurna y nocturna 4 pasos:

  1. Limpiar con un producto específico al tipo de piel. Generalmente la piel seca y sensible suele beneficiarse de productos como NIVEA Leche Limpiadora Suave o el NIVEA Agua Micelar mientras que la piel mixta y con tendencia grasa suele equilibrar mejor sus niveles de lípidos con los limpiadores suaves en espuma o el NIVEA Urban Skin Gel Detox con Arcilla 3 en 1.
  2. Tonificar. Es recomendable acabar la limpieza con un tónico hidratante como NIVEA Tónico Facial Suave.. Este paso, además de humectar la piel, contribuye a cerrar los poros, a calmar y a refrescarla, mejorando la sensación de fricción y oclusión que produce la mascarilla.
  3. Hidratar. En este paso, es también fundamental elegir los productos adecuados. De nuevo, la piel seca y sensible debe optar por texturas más enriquecidas que restauren los lípidos epidérmicos para aumentar la protección ante la fricción y la deshidratación que produce la mascarilla, como NIVEA Q10 Power Antiarrugas Extranutritiva, mientras que la piel grasa o mixta suele necesitar texturas más ligeras y matificantes, como NIVEA Q10 Power Antiarrugas Crema de Día para pieles mixtas para evitar ese exceso de grasa que fomenta una mayor adhesión del tejido de la mascarilla a nuestra piel, además de evitar los brillos y los granitos agravados por el roce y la oclusión.

    “Dentro de la hidratación de la piel considero importante recalcar la necesidad del cuidado nocturno. En esta situación tan especial que vivimos, la cosmética que apliquemos antes de acostarnos nos ayudará a reparar los daños y a regenerar la piel. Los productos de cuidado de noche suelen tener una composición rica en lípidos que ayuda a reponer las pérdidas ocurridas durante el día”. Aquí, los productos más emolientes como la popular NIVEA Creme o la Crema de Noche Q10PlusC de NIVEA son especialmente eficaces por sus efectos reparadores. “Además, durante la noche, que es cuando tienen lugar todas las funciones de regeneración de la piel, pueden ser útiles los concentrados en forma de ampollas o de sérum caracterizados por contener una alta concentración de principios activos”, como el Sérum Perlas Hyaluron Cellular Filler + Volumen y Contorno  de NIVEA o el Sérum Perlas Q10 Power Antiarrugas y sus respectivos tratamientos concentrados en ampollas.

    Otra de las zonas de especial atención durante esta época es el contorno de los ojos, la zona que más se ve llevando la mascarilla y una de las áreas donde más se reflejan los estragos del estrés y del cansancio. “Elegir un buen contorno de ojos con ingredientes que mejoren el aspecto de esta zona, como el ácido hialurónico, por su alto poder hidratante y preventivo de arrugas, o la coenzima Q10 por su capacidad energizante para aumentar la luminosidad y mejorar la pigmentación periorbitaria”. Por todo ello, NIVEA recomienda sus contornos de ojos Hyaluron Cellular Filler + Extra Firmeza de NIVEA o  NIVEA Q10 Power Antiarrugas como perfectos aliados para proteger nuestra mirada.

  4. Fotoprotección solar. En muchas ocasiones y dependiendo de nuestra actividad, nuestros cosméticos para el cuidado de día aportan filtros de protección frente a la radiación solar con índices que van desde un FPS 15 hasta un FPS 30, como NIVEA Q10 Power Antiarrugas Crema de Día FP15 o FP 30, que pueden ser suficientes para intensidades de luz normales. “En otros casos y teniendo en cuenta la llegada del verano y un índice de radiación solar más intenso, se hace necesaria la aplicación de un protector solar como tal y preferiblemente de textura ligera, con un FPS de 50 o 50+, y de amplio espectro frente a UVB, UVA y luz azul (incluyendo tanto la del especto de la luz visible del sol como la que reflejan las pantallas de nuestros dispositivos).” Debemos elegir entre las diferentes presentaciones disponibles las que mejor se adapten a las alteraciones que produce el verano en nuestra piel: signos del foto-envejecimiento como arrugas, flacidez y manchas debidas a la radiación UV, deshidratación, sudor y brillos causados por el calor (ahora agravados aún más por el uso de las mascarillas), así como intolerancia o alergias solares en piel sensible. Y por supuesto, esta protección solar deberá aplicarse en todo el rostro, porque las mascarillas no filtran los rayos solares, y porque además, debido a los gestos continuos de recolocación, pueden incluso reducir la eficacia de los protectores solares.

Para responder a todos estos aspectos, la línea NIVEA SUN Protección Facial UV ofrece soluciones específicas para cada necesidad. Todas ellas cuentan con protección Ultraespectro, para proteger eficazmente la piel del rostro frente a los rayos UVA/UVB y los efectos de la luz visible de alta energía (Luz Azul). Sus texturas son muy ligeras, hidratantes y no dejan residuos ni sensación grasa o pegajosa en la piel, por lo que son idóneas también para su uso con mascarillas de protección. Los productos más destacados de esta línea son:

Para terminar, aparte de la importancia de incorporar la rutina de cuidado de la piel diaria, se hace interesante conocer cuáles son los ingredientes que más beneficios nos pueden aportar durante esta época por su apoyo en los procesos de regeneración de la piel. “En esta línea, los más frecuentes son el ácido hialurónico, que es capaz de captar 1000 veces su peso en agua, los antioxidantes como la vitamina C y la coenzima Q10, que además apoyan la piel en sus necesidades energéticas, y activos protectores como el pantenol o provitamina B5 que ayudan a regenerar la barrera cutánea. Y en los productos de protección solar es muy interesante el uso del licocalcón A, un antioxidante derivado de la Glycyrrhiza Inflate, que neutraliza los radicales libres liberados por la exposición solar a la vez que ejerce funciones antiinflamatorias e inmunomoduladoras que mitigan el impacto de las intolerancias solares, controlan el exceso de pigmentación y dan uniformidad al color”.

Este verano, más allá de preocuparnos por hidratar nuestra piel y por conseguir el bronceado perfecto, será más necesario aún adquirir esa rutina de cuidado facial tan necesaria para minimizar todos los efectos adversos a los que deberá enfrentarse para poder lucir espléndida y radiante.