Qué es el pH de la piel

¿Qué es el pH de la piel?

Aunque hayas oído hablar del pH de la piel, si quieres saber en qué consiste y por qué razón hay que respetarlo y cuidarlo, este artículo te interesa.

El pH de la piel es un parámetro que nos sirve para medir la acidez o alcalinidad de las sustancias. Enzimas, moléculas y procesos celulares necesitan un pH específico para su funcionamiento óptimo. Por lo tanto, el nivel de Potencial Hidrógeno o pH idóneo depende de cada zona del cuerpo, aunque habitualmente la piel sana tiene un pH que oscila entre 5,4 y 5,9 ligeramente ácido con el fin de ejercer de barrera frente a agentes externos como bacterias y mantener la piel flexible. Si bien es cierto, en ciertas ocasiones, el pH presenta alteraciones (superando por arriba o por abajo los parámetros anteriormente indicados) generando que la piel se desequilibre provocando una excesiva sequedad, aceleración de su envejecimiento o incluso mayor vulnerabilidad a infecciones. Así que ponte en guardia con estos consejos y ataja estos posibles problemas.

pH adecuado para cada tipo de piel

Cada zona de la piel presenta un determinado nivel de pH y tras una ducha o un baño suele tardar una o dos horas en recuperarse. Ten presente que cuando se altera, esta capa se vuelve más alcalina y más vulnerable a los agentes externos como bacterias, radiación solar, polución, etc. Por este motivo, las personas que sufren episodios de dermatitis, rosácea o prurito tienen siempre alterado su pH.

El pH varía un tanto en función del género de la persona. En concreto, el masculino tiende a  ser algo inferior ya que produce más sebo. Tampoco es igual el pH que encontramos en nuestras manos que en la piel de nuestras axilas o en el área genital. Esto es debido a que nuestro manto ácido también es diferente en esas zonas, debido a la distribución distintas de las glándulas en nuestra piel, también cambia con las estaciones del año y con el paso de la edad.

Mantener el pH correcto

Por lo tanto, es básico mantener el pH adecuado para la piel, pero ¿cómo lo hacemos? Es cierto que no resulta fácil, pero podemos incorporar ciertas medidas para ayudar a que esta barrera protectora se mantenga lo más estable posible.

No debes olvidar que cuando el pH sube, este se vuelve más alcalino. Sus consecuencias se aprecian de inmediato pues la piel se seca, pierde agua y ya no es capaz de formar esos lípidos tan esenciales para su protección. No tardarán en aparecer síntomas tan molestos como infecciones o picor y tirantez. Pero si baja y se acidifica demasiado también se observan problemas cutáneos como inflamación o enrojecimiento de la piel e impurezas.

Factores que alteran el pH de la piel

Existen multitud de factores que pueden afectar a nuestro pH. Por lo tanto, toma nota de todo lo que no hay que hacer:

  • Lavarte en exceso la cara u otras zonas.
  • Utilizar productos cosméticos demasiado agresivos, especialmente los de limpieza corporal o facial.
  • La contaminación y la suciedad también pueden hacer mella en tu pH.
  • Aires acondicionados y sistemas de calefacción que alteran la temperatura y humedad ambiental. Unos cambios a los que la piel es sumamente sensible.
  • Productos químicos con pH alcalino.

Por su parte, ciertas pautas pueden ayudarte a restaurar el equilibrio de tu pH. ¿Quieres saber cuáles son estas buenas prácticas?

  • Utilizar un tónico al concluir tu ritual de limpieza pues pueden equilibrar el pH.
  • Y, sobre todo, decantarnos por cremas y productos cosméticos que respeten el pH de la piel de cada zona. Por ejemplo, es conveniente utilizar distintos productos limpiadores para la zona facial, el cabello o la zona genital, con pH diferente al resto del cuerpo.

Nuestros productos recomendados 

Por lo tanto, parece bastante claro que debes emplear productos con un pH similar al de la piel. En NIVEA hace tiempo que nos hemos tomado muy en serio esta cuestión y todas nuestras fórmulas son sumamente respetuosas con el pH de la piel. Una de las tecnologías más novedosas en productos limpiadores es la tecnología micelar, porque consigue atrapar como un imán la suciedad más resistente siendo suave con la piel y sin alterar el pH.

Como una de las prácticas que pueden desestabilizar el pH de nuestro rostro es el desmaquillaje, las aguas micelares son ideales para su limpieza. Gracias a ella conseguirás hidratar y refrescar la piel seca o sensible sin alterar su manto ácido.

Lo cierto es que productos con tecnología micelar no te van a faltar: 

Tampoco faltan champús en nuestro repertorio de artículos cuyo objetivo es el bienestar del pH de tu piel y, sin duda, el cuero cabelludo no va a ser menos:

Con toda esta información, te resultará mucho más fácil mantener el manto ácido de tu piel en perfecto equilibrio y, por fin, serás capaz de explicar incluso a los demás qué es el pH.