Slow beauty

Slow beauty ¿En qué consiste esta tendencia?

El término ‘slow’ (“despacio”) empezó a aplicarse en la comida –’slow food’-, concretamente en Italia donde en 1980 nació este movimiento que reivindicaba la necesidad de una buena alimentación, el placer gastronómico, así como un ritmo de vida sin prisas que permitiera paladear cada momento. Desde entonces, el concepto ‘slow’ ha llegado a muchos ámbitos (como el ‘slow fashion’) y también al de la belleza: ‘slow beauty’.

En concreto, los expertos aseguran que con este término se alude a la necesidad de dedicarnos unos minutos al día –entre 15 ó 20– para mimarnos, reconectar con nuestro cuerpo y con la naturaleza. Para ello, la cosmética ‘slow’ emplea en su rutina de belleza productos naturales y respetuosos con el medio ambiente. De esta manera, nos mimamos y dejamos atrás el estrés diario.

Esta filosofía implica una nueva forma de consumir que se caracteriza por encontrar la calma, el ritmo pausado frente al frenetismo del día a día y nos ofrece una belleza sin prisas, basada en ingredientes de origen natural.

Qué implica la slow beauty

La tendencia ‘slow beauty’ se distingue por los siguientes aspectos:

  • Un consumo más responsable.
  • Envases más ecológicos y respetuosos con el medio ambiente que se hayan elaborado, por ejemplo, con materiales reciclados y que –en consecuencia– tengan un menor impacto ambiental.
  • Un escaso o nulo uso de ingredientes químicos y conservantes en la formulación de estos productos.
  • Tratamientos que buscan el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el alma.
  • Los resultados: no se espera la inmediatez, sino que, como propugna el propio movimiento, van llegando sin prisa y a su debido tiempo.

Pero el movimiento ‘slow’ aspira a cambiar también algunos otros hábitos, y, por ello nos invita a comer de manera saludable, dormir ocho horas, hacer ejercicio, desconectar el móvil unas horas al día, olvidarnos de las redes sociales y extraviarnos por cualquier paraje natural de nuestro gusto para practicar una auténtica desconexión.

En NIVEA estamos convencidos de los beneficios de esta tendencia y estamos muy comprometidos en el desarrollo de productos en línea con lo que esperan los consumidores conscientes que la siguen. Un ejemplo de ello es nuestra nueva propuesta con la gama Naturally Good, que ofrece productos tanto faciales como corporales, desodorantes y geles de ducha formulados con hasta un 99 % de ingredientes de origen natural como aloe vera, bardana, aguacate, avena o té verde, entre otros muchos. Y que además cuida otros aspectos muy relacionados con esta tendencia como sus fórmulas veganas y su filosofía de sostenibilidad para minimizar el impacto medioambiental de sus materiales y envases.

No podemos concluir este artículo sin traer a colación las palabras de Shel Pink, uno de los principales artífices de este movimiento, quien asegura que el slow beauty debemos entenderlo como “una historia de amor y cuidado a uno mismo. Porque para poder cuidar adecuadamente de los demás hay que empezar por nosotros”.

 

Fuentes consultadas: